El desafío de emigrar con adolescentes, por Enzo de Enrutados

El desafío de emigrar con adolescentes, por Enzo de Enrutados

Artículo escrito por
Enzo
(Enrutados)

Cuando uno viene de países donde la situación no es nada fácil, y más aún no hay miras de que vaya a mejorar en algún momento, evalúa la posibilidad de emigrar.

Nos informamos sobre la vida en otros países, las posibilidades que tenemos de poder emigrar a dichos países, nuestras posibilidades laborales, la capacidad de insertarnos en una nueva cultura/sociedad, y tratamos de definir un plan realista para no tener sorpresas que nos hagan fracasar en nuestro intento.

Muchas veces nos entusiasmamos con las perspectivas súper favorables que tiene ese lugar soñado que nos permitirá tener la vida que tanto deseamos.

Enzo y Lorena

¿Pero qué pasa cuando no estamos solos? ¿Cuando tenemos pareja? ¿Y más aún, cuando tenemos hijos? ¿Y qué pasa si son adolescentes como es nuestro caso?

Sencillamente, y para ponerlo bien en claro: NO ES NADA FÁCIL.

Sin dudas, como padres, buscamos lo mejor para nuestros hijos, pero a veces en casos como éste donde uno planea abandonar sus costumbres, su cultura, su ciudad, sus amigos, la familia, etc., resulta en un impacto bastante importante en el caso de los adolescentes.

Los hijos pierden, desde su visión, muchas cosas. Su lugar, su escuela, sus amigos, etc. Ellos no están pendientes de la economía de un país, o de los problemas que los padres solemos ver y gracias a los cuales consideramos que nuestros hijos merecen un lugar mejor para vivir.

Si bien viajamos muchas veces en familia y estaban habituados a armar valijas, estar un tiempo ausentes de su casa, lejos de sus amigos y familia, sabían que en algún momento volvían a su lugar, sus cosas, amigos, etc.

Hablar es importante, pero…

En nuestra familia la opción de emigrar fue motivo de muchas conversaciones en la mesa familiar. Durante dos años hablamos de la posibilidad de radicarnos en el exterior y hablamos sobre los beneficios, los riesgos, los cambios que deberíamos afrontar, los motivos que nos impulsaban a irnos de nuestro país, la familia, los amigos, la casa, etc., etc.

A veces las conversaciones llegaban a buen puerto y otras no. Pero descubrimos que lo importante era poder manifestar todo lo que pensábamos y sentíamos. Y sobre esa base ir definiendo nuestro futuro.

No fue fácil ponernos de acuerdo, pero logramos llegar a un lugar común donde todos se sintieran cómodos con el rumbo elegido.

La importancia del desapego en todo plan de emigrar

Otra parte de la historia en nuestro caso fue el desapego. No fue el caso de todos los integrantes de la familia y algunos tuvimos ciertas cosas y recuerdos que fue difícil dejar atrás. Nos llevó bastante tiempo asimilar que debíamos dejar ir muchas cosas que tenían un valor sentimental muy grande para algunos de nosotros.

Fueron días complicados. Cada día que pasaba y se aproximaba la fecha de nuestro viaje tratábamos de mentalizarnos de que era momento de dejar atrás todo eso y enfocarnos en la nueva vida.

Sabíamos que muchas cosas materiales se podían recuperar en otro país, pero no tenían el mismo valor sentimental para nosotros, una historia asociada y un recuerdo que nos unía a nuestro pasado familiar.

Pudimos con mucho esfuerzo superar este gran paso y soltamos físicamente esos recuerdos que sin dudas quedaron grabados en nuestros corazones.

Emigrar también significa volver a construir, y construirnos en otro lugar, otra geografía, otra gente y otra cultura. Como inmigrantes tenemos el desafío de adaptarnos al nuevo lugar. No podemos pretender ser los mismos que éramos en nuestros países de origen, pero eso no significa olvidar quienes somos y de dónde venimos. En mi caso dudo que alguna vez me olvide de que soy argentino.

Y aunque hayamos analizado todo, también podemos equivocarnos y recalcular nuestro destino.

Otro de los aspectos que sabemos que tiene posibilidades de ocurrir es el desacierto. Equivocarnos de lugar, de plan, o que sencillamente las cosas no fluyan y la vida nos diga que ese no es el camino que debemos transitar, también tiene su probabilidad de ocurrir.

Cuando esto pasa todo se vuelve inestable, nuestras ideas, nuestras emociones, nuestras relaciones. Nos sentimos alejados de todo, nos sentimos extraños e incómodos en el lugar elegido por nosotros mismos. Vienen muchas preguntas, muchas dudas y otra vez las conversaciones familiares para tratar de descubrir qué pasó, por qué no funcionó, evaluar la posibilidad de volver a nuestro país o seguir hacia otro rumbo que sea un destino viable para todos y cada uno de los integrantes de la familia. Y volver a repetir el proceso desde el inicio.

¿Con más miedos? Quizás. Porque haber descubierto que no estamos en el lugar correcto y que tanto habíamos idealizado es muy complicado, ya que nos llena de nuevas dudas.

¿Por qué va a funcionar el nuevo destino si el anterior no funcionó? ¿Nos gusta tanto el nuevo destino como el anterior? ¿Podremos incorporar la nueva cultura y costumbres? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que tendremos que poner las mismas o mayores fuerzas que antes.

Enzo en Estados Unidos

En este punto estamos ahora. Estamos dejando atrás el lugar que habíamos elegido para emigrar (Estados Unidos) por otro que promete brindarnos mejores oportunidades. Nuestros hijos están muy bien y quizás más fuertes y contentos que cuando nos fuimos de Argentina.

Tenemos mucha esperanza y ganas de estar en ese nuevo lugar, falta muy poco para verdaderamente sentir que llegamos a nuestro nuevo lugar en el mundo como familia. Si bien tenemos otro desafío adicional a todo lo que mencionamos antes, el idioma, sentimos que estamos preparados y que vamos a lograrlo.

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Enzo en EEUU

¡Muchas gracias por leernos y nos vemos en nuestro canal!

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